jueves, 1 de abril de 2010

Escapadas que sirven para pensar


Viajar es pararse al borde de un mundo, y ahi ver más del siguiente...

Lisboa, una ciudad que está muy cerca de España pero que sin embargo, no es de las más elegidas cuando planeamos nuestros viajes.

Hace dos semanas, mis amigas y yo decidimos escaparnos a conocerla. Fue tan sencillo como decir: ¡¡ nos vamos a Lisboa!!
Yo me encargué de reservar un hostel para dos noches, cogimos una guía de la ciudad y en siete horas estabamos alli.

Es algo totalmente recomendable, sobretodo para desconectar. Muchas veces pensamos que los viajes son muy caros, pero si dejamos de salir por la noche durante dos fines de semana, ya tenemos suficiente para conocer Lisboa, y para mi no tienen comparación los dos planes.

Estuvimos en un hostel muy céntrico y que era precioso, si tenéis interés en ir os podría dar la dirección. De todos los hostels en los que he estado, este es el que más me ha gustado.

Lisboa es una ciudad con encanto, es antigua pero sus calles están llenas de cosas interesantes. Por la noche, todo el mundo sale a la calle. La gente se compra las cervezas en los bares y sale a la calle a bebérselas con los amigos.

Lo mejor del viaje es algo que no se puede contar. Es lo que se vive, son las sensaciones, son los ojos abiertos intentando coger toda la información, todos los detalles, todas las costumbres, el cansancio que se siente cuando llegas al hostel después de haber estado todo el día andando, pero la alegría instantánea que te inunda, cuando alguna de tus amigas dice: "¿Nos vamos a tomar una caña?".

No es la caña o la coca-cola lo bueno en sí, lo son las risas y las bromas que surgen durante esos momentos, lo es lo bien que duermes esas noches, lo es el darte cuenta que la vida está hecha de esas pequeñas cosas...

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